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Trabajar desde casa es cada vez más frecuente, pero la productividad puede verse amenazada por un entorno poco profesional, en el que las familias ruidosas y la falta de equipamiento son los principales responsables
Si usted es uno de los millones de personas que han visto el vídeo de la entrevista en directo del profesor Robert Kelly sobre política surcoreana en la BBC, en el que sus hijos pequeños, en un momento cómico preciso, entran en su estudio y le interrumpen en medio de la sesión, es probable que lo recuerde con una sonrisa.
Sin embargo, este vídeo que se volvió viral y que puso al académico estadounidense en el centro de atención, podría tocar una fibra sensible de las personas que trabajan desde casa.
Si le pregunta a cualquier persona que trabaje desde su casa, todas estarán de acuerdo en que no está exenta de desafíos, desde la interrupción de su niño pequeño o su bebé durante una videoconferencia importante, hasta dificultades tecnológicas frustrantes o sensación de aislamiento.
Y, aun así, el número de personas que trabajan desde casa ha aumentado: 4,2 millones de personas en Reino Unido trabajan desde casa (más de 800 000 en una década), lo que representa el 13,7 % de los trabajadores, según la Oficina de Estadísticas Nacionales.
Sin duda, el panorama laboral está cambiando. Una nueva generación de trabajadores talentosos y expertos en tecnología, conocida como la generación flexible, quiere trabajar en un momento y, lo que es más importante, en una ubicación que se adapte a sus necesidades.
Según una encuesta reciente realizada por IWG (International Workspace Group y el principal proveedor mundial de espacios de trabajo flexibles), más de la mitad de los empleados de todo el mundo trabajan actualmente fuera de la oficina principal durante la mitad de la semana en business lounges, oficinas a distancia o en casa.
Las ventajas son muchas, pero es fundamental mantener un equilibrio entre el trabajo y la vida privada. Pongamos como ejemplo el desplazamiento al trabajo. Aunque una tercera parte de los trabajadores encuestados aprovecha al máximo su desplazamiento al trabajo realizando algunas tareas (48 %), dos de cada cinco creen que el desplazamiento es “la peor” parte de su día.
Según Adam Cox, fundador de Work from Home Week, “Las reducciones en el tiempo de desplazamiento pueden ayudar a mejorar la salud mental de los trabajadores, reducir el cansancio y aumentar la productividad general al ofrecer a las personas una mayor flexibilidad”.
Menos distracciones (75 %), menos interrupciones de los compañeros (74 %) y políticas de oficina mínimas (65 %) fueron algunas de las razones mencionadas para elegir trabajar desde casa, según un informe realizado el año pasado por FlexJobs.
Si lo sumamos a la comodidad de estar en un entorno familiar, disfrutar de un mayor grado de control sobre nuestro entorno y evitar la exposición a enfermedades y estrés, la productividad al trabajar a distancia puede aumentar exponencialmente.
Paradójicamente, aunque trabajar desde casa puede facilitarnos la vida, también puede ocasionar una serie de nuevos desafíos. Cualquiera que haya visto interrumpida su valiosa concentración o una videoconferencia importante, ya sea por los niños o por el timbre de la puerta, puede asegurar que las interrupciones no son exclusivas de una oficina.
Aquellos que quieran evitar un momento como el de Robert Kelly deben asegurarse de tener los límites establecidos en casa y de crear un entorno de trabajo adecuado.
Como sugiere el Centro Canadiense de Salud y Seguridad Ocupacional, es necesario contar con: “un espacio o sala donde sea fácil concentrarse, de preferencia que sea independiente a las demás salas de la casa y lejos de la televisión, un nivel de seguridad adecuado para el espacio de trabajo, donde los miembros de la familia entiendan que está trabajando y que no tienen por qué molestarlo innecesariamente”.
Según el informe de IWG, aunque muchas empresas reconocen de inmediato las ventajas de la flexibilidad en el panorama laboral, siguen sin estar a la altura de los requisitos básicos para trabajar desde casa con éxito porque, por ejemplo, no cuentan con las herramientas adecuadas para el trabajo.
Mientras que el 57 % de los trabajadores aseguran que tienen una oficina en casa totalmente equipada, solo el 28 % afirma que su empresa contribuyó a los costes de establecimiento. Además, si un trabajador tiene dificultades para acceder a una impresora o tiene una conexión lenta a Internet, las ventajas del trabajo desde casa comienzan a verse perjudicadas.
Si a esto le sumamos la imposibilidad de desconectar, la tentación de procrastinar, la poca interacción humana, la falta de un entorno de trabajo colaborativo y los posibles malos hábitos de salud (hola, asaltos al frigorífico), trabajar desde casa podría no ser para cualquiera.
Pero enfocarnos en los beneficios, como el aumento de la moral, una mayor motivación, productividad, practicidad y un mejor equilibrio entre el trabajo y la vida privada, podría generar recompensas tanto para el empresario como para el empleado.
Obtenga más información sobre la Encuesta global sobre el espacio de trabajo de IWG y sus resultados